viernes, 29 de enero de 2010

Ser maestros...una decisión para toda la vida

Ser maestros es una aventura. Es asumir el compromiso de llevar a alguien de la mano y soltarlo cuando se encuentre listo para andar. Es llorar de felicidad por un logro ajeno, por un beso en la mejilla. Es sentir miedo y serenidad, es preguntarse montones de veces, "¿qué hago?, ¿qué debo hacer?"
Por esto, ser maestros es un ejercicio de construcción personal permanente que facilita descubrirse a sí mismo como un ser siempre en formación, con una capacidad ilimitada para crecer como persona y para aprender a amar.
Ser maestro es, entonces, una tarea compleja y exigente, para la cual no existen fórmulas o recetas efectivas pero sí teorías y prácticas que la pueden hacer más divertida y gratificante.
Tener acceso a conocimientos y poder aplicarlos facilita la relación con los estudiantes.
Si bien es cierto que la sociedad de hoy resulta compleja, que el mundo avanza muy rápido y que la competencia profesional, intelectual y económica puede ser muy fuerte, la verdadera esencia de las relaciones humanas nunca cambia, y ese es el eje fundamental de la formación de los niños. El amor, la comprensión, el respeto, la ternura y las palabras pronunciadas con cariño nunca dejarán de ser elementos clave e indispensables para hacer de la aventura de ser maestros, una de las mejores experiencias en la vida y para la vida.